HISTORIA DEL BARCO DE CRUCERO
“Excursiones desde Inverness” ha diseñado, especialmente para quienes eligen viajar en un barco de crucero, tres tours específicos a tres escalas: Invergordon, Kirkwall y Lerwick (Escocia)
Fue un barco con escala en el puerto de Invergordon, cercano a la ciudad de Inverness, el que me regaló la oportunidad de ver de cerca esos barcos gigantescos que son tan altos como rascacielos y contienen más pasajeros que habitantes hay en cualquier pueblito de menos de 3.500 almas.
Algunos de estos barcos llegan hasta Islandia y Noruega, vienen desde Hamburgo o Rotterdam; todos ellos visitan puertos de las islas británicas, y es en el de Invergordon desde donde acercamos a los cruceristas las Tierras Altas de Escocia.
BREVE HISTORIA DEL CRUCERO
Vamos a hacer un recorrido por la historia de los viajes en barco de crucero que han tenido la única y maravillosa intención de viajar.
El primer crucero de la Historia parece remontarse al antiguo Egipto, imágenes de películas, pinturas y grabados nos muestran a Cleopatra y Julio César disfrutando de un romántico crucero por las tranquilas aguas del Nilo; este viaje tuvo una duración de tres meses y el barco en el que navegaban iba acompañado por una comitiva de cuatrocientos barcos.
Los Romanos se concedían el placer de navegar el mar Mediterraneo siendo los destinos de Capri, Ischia y otras islas de la bahía de Nápoles los más solicitados. Los gobernantes romanos adoraban el asueto naval.
En el siglo XVI los ricos mercaderes de Holanda celebraban cruceros por el mar del Norte. Los Medicis de Florencia solían hacerlos por el Tirreno y los Dogi de Venecia navegaban el Adriático.
Siglos separan este hecho del surgimiento del primer barco de vapor. Robert Fulton, un ingeniero estadounidense, diseñó un navío que consiguió navegar por el Sena en 1803.
Más de cincuenta años tuvieron que pasar desde ese histórico momento para que el “Great Easter”, el precursor de los trasatlánticos a vapor atravesara el Atlántico, aunque su misión no era transportar personas, sino colocar las 22.500 toneladas y 3.000 kilómetros del primer cable telegráfico entre Europa y América.
Fue en el año 1835 cuando aparece el primer anuncio de crucero en el periódico “Shetland Journal” para visitar Escocia, Islandia y las Islas Feroe. La primera compañía en salir al mercado se creó en 1837 en Stromness (islas Orcadas) por Arthur Anderson y Brodie Wilcox. Por aquel tiempo, un empresario originario de Nueva Escocia, Samuel Cunard, conocido ya como el “Príncipe de los Océanos” consiguió hacerse con la licitación para el transporte de correos entre el Reino Unido y los Estados Unidos. El “Britannia” realizó su primer viaje entre Liverpool y Boston en 1840. Comenzaron así a venderse los primeros pasajes para viajes a bordo del barco de correos.
En 1844 la English Shipping Company P. & O. (Penninsular and Oriental Shipping Company) de Londres, organizó un viaje turístico por el Mar Mediterraneo con el barco de madera “Lady Mary Wood” de 553 toneladas, impulsado por vapor y ruedas.
En 1891 Albert Bellin de la Hamburg American Line, comercializó cruceros desde el Norte de Europa al Mediterraneo y viceversa. La misma persona en 1910 organizó una vuelta al mundo en crucero con el buque “Cleveland” con capacidad para 650 personas.
Una de las grandes hazañas de ingeniería naval y, quizás, el gran éxito en estos años fue la botadura en 1912 del Titanic, el barco que era imposible que se hundiera, el barco más grande y rápido de todos los tiempos en aquella época, con 46 mil toneladas , construido entre 1909 y 1912 en el astillero Harland and Wolff de Belfast se hundió en la madrugada del 14 al 15 de abril de 1912 durante su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York al chocar con un iceberg. Murieron 1514 personas de las 2223 que iban a bordo. Un año antes, su buque gemelo, el Olympic había realizado su viaje inaugural. Hasta ese momento y desde 1891, casi dos millones de personas habían viajado en barco entre Inglaterra y Canadá.
El naufragio del Titanic conmocionó al mundo entero. Las autoridades inglesas y americanas mejoraron notablemente las medidas de seguridad y en el año 1914 se firmó el “Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar” que todavía hoy está en vigor. Paradójicamente el barco Carpathia de la naviera rival Cunard fue la que recogió a los supervivientes del naufragio.
Las grandes migraciones de europeos a mediados del siglo XIX y principios de XX, hasta la Primera Guerra Mundial, impulsaron enormemente las técnicas de construcción y arquitectura naval de los buques, construyéndose maquinas flotantes perfectas y muy veloces, sobre todo para la ruta del Atlántico Norte, la más competitiva comercialmente.
A partir de 1920 se convirtió en un “deber” para las clases sociales altas, y se consideró al crucero el viaje de moda siendo un símbolo de exclusividad, relajación, entretenimiento y calidad.
Mr. Thomas Cook inventó el concepto de crucero para grupos, tal y como lo podemos entender hoy.
Cunard continuó construyendo megacruceros, llegaron el Queen Mary y el Queen Elizabeth, que transportaban 16 mil personas, viajando a velocidades superiores a las de cualquier otro barco conocido. La competencia surgió entre las navieras y el Normandie francés que se disputaba el honor al glamour con el Queen Mary se incendió en el puerto de Nueva York cuando en época de guerra estaba siendo reformado para el transporte de tropas.
Después de la Gran Guerra, otra vez Cunard construyó el primer buque de crucero como tal, rompiendo la barrera del barco correo y centrándose en el barco de pasajeros, fue el Caronia conocido como “la diosa Verde” por sus colores verdosos. Fue botado el 30 de octubre de 1947 y estuvo activo hasta 1969, fecha en la que fue vendido para ser desmantelado y una tormenta le hizo naufragar en el puerto de Apra, Guam. A partir de aquí se sucedieron entre las navieras las construcciones de cruceros, compitiendo por el placer, el lujo y el glamour.
A finales de los 70 las grandes inversiones necesarias para construir nuevos buques y el incremento del coste del carburante plantearon a navieras como Carnival y Royal Caribbean la necesidad de incrementar el tamaño de los barcos y por lo tanto de ampliar el mercado hacia nuevos clientes. Empieza aquí la industrialización del sector de cruceros con productos estandarizados, de menor coste y más asequibles.
Hoy en día existen cerca de 280 navieras (marítimas y fluviales) que ofrecen casi 30.000 cruceros a unos 2.000 destinos, ofreciendo una variedad muy amplia de itinerarios, barcos, tarifas, etc. capaces de adaptarse a las necesidades de cada pasajero o futuro crucerista.
A diferencia de los pasajeros –que embarcan en un puerto con el objetivo de trasladarse a otro donde desembarcan-, los cruceristas –según se especifica en el estudio ‘La modalidad del turismo de cruceros: evolución, desempeño y perspectivas’ de Leileth Mercedes Fernández- son las personas que embarcan en un puerto con el fin de efectuar un itinerario, previamente determinado o no, para visitar varios puertos y, generalmente, desembarcando en el mismo puerto en el que embarcó. Su principal objetivo es disfrutar de unas vacaciones marítimas diferentes a las convencionales en tierra.
Y en este punto es donde “Excursiones desde Inverness” pone su granito de arena ofreciendo un pedazo de las Highlands a los cruceristas que hacen escala en el puerto de Invergordon, para ello les proponemos una excursión de 7 horas de duración donde se visita el lago Ness -morada del mítico monstruo Nessie – se visita el castillo de Urquhart, se pasea entre las ruinas de la bellísima abadía de Beauly y se hace una visita a pie guiada de la ciudad de Inverness, donde en el hotel más antiguo de las Tierras Altas podrán admirar su escalera principal inspirada en la del barco Titanic. Además con un estilo ameno hablaremos de las costumbres, geografía, historia, y todo aquello que hace de esta tierra algo único y diferente. Y por supuesto con explicaciones en español.
¡Cruceristas del Mundo! “Excursiones desde Inverness” les espera y acoge en las Tierras Altas de Escocia.
Hasta pronto